El primer mandato de Álvaro Uribe comenzó en agosto del año 2002. En octubre se planificó la Operación Orión, una acción militar dirigida contra la Comuna 13 de Medellín, la villa más populosa del corazón cafetero. El objetivo era desplazar a las organizaciones guerrilleras, sin embargo, en la Operación Orión fungieron los intereses del empresariado implicado en el armado de las bandas paramilitares. La operación fue organizada desde el Ministerio de Defensa a la cabeza de Marta Lucía Ramírez, actual Vicepresidenta del gobierno Duque y hermana de un reconocido narcotraficante que purgó condena en el país del norte. En el bando militar, Mario Montoya fue el responsable de la articulación con las organizaciones paramilitares -Autodefensas Unidas de Colombia AUC- que a la postre se tomaron la comuna. En tres días fueron apresadas ilegalmente 243 personas y el número de desaparecidxs asciende a más de 90.


Actualmente Mario Montoya es juzgado por conducir la política de falsos positivos, una estrategia coordinada desde las cúpulas del Estado para presentar a civiles disfrazados como guerrilleros asesinados en combate, con el objetivo de evidenciar el supuesto triunfo de la política de seguridad y por tanto, el recibo de la ayuda económica militar de países como Estados Unidos.


Aunque restos de cuerpos humanos inundaron el cerro aledaño conocido como La Escombrera, no ha habido voluntad política por parte de los distintos gobiernos uribistas para la excavación total del lugar, mucho menos para la reparación de las familias sobrevivientes. La Operación Orión es la génesis de los monstruos que mancharían por 20 años más el territorio nacional con sangre.


En pasados días un grupo de militantes del Centro Democrático Alternativo, el partido de ultraderecha que lidera el expresidente Uribe, reestableció la estatua del colonizador Sebastián de Belalcázar con una figura de cartón en la ciudad de Cali, el epicentro de las movilizaciones y de la represión durante el Paro Nacional. En estas del cinismo colombiano, a un buen editor se le dio por recordarnos la imagen más trascendente de la Operación Orión.
Momento para recordar las palabras de una transeúnte de Medellín cuando hablaba de la militarización de las ciudades después del 28 de abril como «una Operación Orión a escala nacional».


El año electoral del 2022 vislumbra una nueva apuesta de país, pero sobre todo, los nuevos términos de la confrontación política con quienes se encumbraron en estos 20 años a través del terror, asimilando las prácticas de desposesión de sus referentes históricos, como aquel Belalcázar, famoso decapitador de indixs.