6 de octubre de 2017

Hoy el Ejército Nacional de Colombia
masacró a 9 campesinos.
El Estado responde:
Dice que la guerrilla interrumpió un operativo contra los cultivos de coca
para después arremeter con explosivos contra la población.
La comunidad llora.
Nos preguntamos:
¿Bajo qué excusa se van a avalar las muertes
desmovilizada la guerrilla?
¿Cómo levantar la ya tan caída autoestima colectiva?
¿Cómo levanto la mía?
¿Cómo negarme a que mi cuerpo sea argumento del narcotráfico sin derramar una sola lágrima?
¿En qué rinconcito de la tierra que abandonamos y nos abandonó se escondió nuestra esperanza, por millonésima vez, para protegerse de la muerte?
Y cuando volvamos, si volvemos…
¿dónde nos estará esperando?.
¿Nos estará esperando?
¿Cómo no soñar en rojo?
¿Cómo continuar sin mirar atrás?
No hay valija más pesada que la de
la renuncia.
Pasando la fila de migraciones,
el castigo de Lot va sellado en la portada del pasaporte.
En la tierra del dolor, hace falta…
falta amor